La región de Antofagasta en Chile está dando pasos significativos hacia la creación de un modelo de desarrollo minero sostenible y equitativo que podría servir como ejemplo para otras regiones mineras en todo el mundo.
La Estrategia Minera para el Bienestar de la Región de Antofagasta (EMRA) 2023-2050, que se ha desarrollado en colaboración con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y el Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Católica del Norte (IPP UCN), establece 20 propuestas de acuerdos que abordan una amplia gama de aspectos relacionados con la minería y el desarrollo regional.
El documento, que será presentado el 5 de octubre en una ceremonia que contará con la presencia de las ministras del Interior y Minería de Chile, tiene como objetivo principal mejorar el bienestar en la región de Antofagasta, al tiempo que garantiza la competitividad de la industria minera y su responsabilidad ambiental. Se reconoce que las comunidades que albergan la actividad minera en la región enfrentan desafíos en términos de bienestar, y la EMRA busca abordar estos desafíos a través de una colaboración amplia y a largo plazo.
La estrategia se basa en cuatro dimensiones clave: ambiental, social, económica e institucional. En el ámbito ambiental, se proponen medidas para una minería más sostenible, incluida la transición a energías renovables e hidrógeno solar y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
En el aspecto social, se destaca la importancia de la educación de calidad y la participación laboral femenina en la industria minera. Desde la perspectiva económica, se busca una minería competitiva e innovadora con estándares de clase mundial y la participación de proveedores locales en la cadena de valor. Por último, en términos institucionales, se pretende fortalecer la institucionalidad regional y mejorar las capacidades públicas para el desarrollo de bienes públicos.
Este enfoque integral y colaborativo demuestra el compromiso de Antofagasta por lograr un desarrollo equitativo y sostenible que beneficie a toda la comunidad. La EMRA representa un hito importante en la búsqueda de una minería del siglo XXI más productiva y respetuosa con el medio ambiente, y podría servir como un modelo a seguir tanto a nivel nacional como global en regiones donde la minería desempeña un papel crucial en la economía. El diálogo y la cooperación entre todos los actores involucrados, desde la sociedad civil hasta las empresas y el gobierno, son elementos clave para el éxito de esta ambiciosa estrategia.