Las acciones de las compañías mineras de oro están experimentando un notable ascenso, alcanzando sus niveles más altos en cuatro años. A pesar de un progreso relativamente lento, estas acciones aún no han logrado reflejar completamente los recientes máximos históricos del oro. Aunque las empresas mineras han registrado ganancias récord, el sentimiento apático de los inversores ha frenado el crecimiento de sus acciones. Sin embargo, este panorama está comenzando a cambiar.
Las acciones de oro suelen ser una inversión apalancada en el metal que extraen, lo que implica riesgos operacionales, geológicos y geopolíticos. Históricamente, las principales acciones de oro han superado al oro con una relación de 2x a 3x en cuanto a rendimiento. No obstante, en el último año, este apalancamiento se ha reducido, ya que el índice GDX, que agrupa a las principales mineras de oro, ha crecido solo un 59.8%, en comparación con el incremento del 46.3% del oro. Este rendimiento menor al esperado ha generado una desconexión entre el precio del oro y el valor de las acciones mineras.
A pesar de este retraso, las perspectivas a futuro siguen siendo optimistas. Pequeños cambios en los flujos de capital pueden provocar un aumento acelerado en el valor de las acciones mineras de oro, tal como sucedió en el año 2020, cuando GDX se disparó un 134.1% en solo 4.8 meses.
El alza sostenida del precio del oro está atrayendo nuevamente la atención de los inversores, y se espera que las acciones mineras de oro pronto reflejen ese crecimiento, generando ganancias sustanciales para quienes apuesten por este sector.